comenzando

Cuando todavía no había terminado la carrera me dije a mí misma un día: no vuelvo a tocar un libro.

5 años después, tengo que decir que no lo cumplí, como tantas otras cosas que no he cumplido. Me metí en el ciclo formativo de Integración Social, por si con menos categoría conseguía un curro (puesto) digno, pero después de la emoción de volver a clase, de compaginar de manera casi imposible mis horas de estudio con el trabajo, al final, tuve que dejarlo, bueno, me obligaron, porque al no poder acudir a clase me dijeron que tenía que hacer toooodos los trabajos anuales, y exámenes finales. En mayo, a un mes de terminar 1º. Se portaron fatal, pero no me importó. De aquello me llevé buenos compañeros que conservo hoy en día y un aprendizaje: si la vida te lleva por caminos equivocados quizá no lo sean tanto, sólo al llegar al final te das cuenta de que no habías errado. Además me sirvió para poner en orden mis ideas, sentar las bases de la carrera, recordar conceptos y darme cuenta que la universidad mola muchísimo más que cualquier otro centro de estudio.

También hice cursos entremedias,  LSE, Mediación sexológica, informática, en fin. Menos idiomas que es mi batalla particular, siempre me apuntaba a lo que podía y me interesaba.

Pero había una idea dentro de mi que rondaba hace mucho tiempo: un máster. Y no uno cualquiera. La decisión siempre la tuve clara, pero el dinero no llegaba. Así que en cuanto que he tenido la oportunidad, me he lanzado a por él como una leoparda a su presa. Máster de asesoramiento y sexualidad. Mis noches de ver a Lorena Berdum han dado sus frutos. Mi interés por la educación sexual por fin ha visto el camino por el que seguir. El curso me dejó la miel en los labios y tarde o temprano debía poner orden a todo ese conocimiento que adquirí, gracias a la motivación y el esfuerzo de Xamu Díez, Ana Mañas, Almudena Herranz, y algunas más. Me quedan dos años por delante, mucho trabajo y mucho sacrificio, pero sé que me veré recompensada por ello. De cómo me descolocó todo lo que (des)aprendí de sexualidad lo hablaré otro día.

Y como amante de lo escrito que soy, os prometo que habrá pinceladas de mis maestros, porque la suerte que tengo encima es que me dan clase dos de los fundadores de INCISEX. Marcos Sanz, dinámico, intrépido, de los que es mejor llevar grabadora para no perderte nada; y Efigenio Amezúa, la dosis, la quietud, la calma, la paciencia, el goteo de información que te va calando para que te llegue al hipotálamo directamente.

Decir que estoy contenta es poco, aunque tuve un primer día muy raro, quizá demasiada expectativa. Quizá mucha ansia por saber, quizá la decepción del alumnado bastante ausente de las normas no escritas de Inci. Poco a poco, paso a paso, calada a calada.

Como creyente del mito de los «seres cortados», acabo de encontrar mi otra mitad, al menos mi otra mitad platónica. 😀

seres cortados

en estos años…

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