nacimiento


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la dulce Sara

 

Sara tiene casi 7 años. Es la pequeña de su familia. Sara es muy despierta, le encanta jugar e inventarse canciones mientras baila al ritmo de una música que sólo existe en su cabeza. Tiene una mirada tierna que te provoca una subida de azúcar instantánea. Siempre sonríe y está dispuesta a ayudarte. No duda en lanzarte un piropo cuando te ve y si algo no le gusta no te lo dice, ella se calla y espera a que se te olvide que la estás preguntando si quiere probar el pan de molde. Sí, porque a Sara  no le gusta el pan de molde, ni el ketchup, ni las pizzas. No es una niña al uso respecto a las comidas. Pero aunque haya batallas diarias con ella en esa cuestión, es tan agradable en lo demás que se lo perdonas.

Sara no sabe cómo nace un bebé. Pero asiste al nacimiento de su prima Ainara. Sara, junto con su padre, tíos, abuelos y demás familia, espera en una salita del hospital mientras juega con su primo Unai, el hermano de la protagonista. Le pregunto a Sara si quiere ver cómo nace un bebé, a lo que Marcos, su hermano, contesta que él ya lo ha visto y le dio mucho asco. «Pero yo no te voy a poner un vídeo con sangre y dolores, ya verás qué chulo». 

Mientras ven el vídeo, Unai pone cara de no saber muy bien lo que está viendo. A Sara le explico que hay unas células tanto en el hombre como en la mujer que al juntarse crean una sola célula, y que de ahí tras un proceso largo, se crea un bebé como su primita. Sara parece bastante convencida con mi explicación y asiente firmemente y seria, porque sabe que lo que le estoy explicando es importante. Cuando el vídeo acaba se quedan todos callados, como analizando lo que acaban de ver. «Y por la vulva que es ésta sale la cabeza, ¿veis?» «Aahhmmm» «Jolín eso debe de doler» dice Marcos. «Eso de ahí es el cordón umbilical» «¿Y para qué sirve eso?» pregunta Sara intrigada. «Para que coma el bebé, los bebés mientras están en la tripa comen por el ombligo» «¿En serio?» dice ella con ese tono de voz tan peculiar suyo, que le sale cada vez que no da crédito de algo. «En serio» sentencio, «y luego el cordón se corta y se crea el ombligo» «Ahmmm»

Al rato mientras vamos a por unas flores para la madre reciente miro a Sara y le pregunto «¿ya sabes entonces cómo nace un bebé?», «sí», responde. «¿Y para qué sirve el ombligo?» «Para que coma el bebé», contesta sin dudarlo. 

Y así termina una pequeña clase de sexología sin que los niños sepan que es sexología, ni qué es sexología siquiera. Sin necesidad de cigüeñas, flores, abejas o polen. Sin necesidad de mentir ni de cubrirse ni de esquivar el tema. Sin mencionar la palabra reproducción ni contarle lo que hace una pareja para tener hijos. Sin necesidad de pasarle la pelota a otra persona o quitarse de en medio. Tan sólo adecuando sus conocimientos y su edad al relato que le queramos contar.

Ahora Sara ya sabe cómo nace un bebé gracias a su tía y a internet. 

 

tengo que decir...

en estos años…

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